lunes, 30 de septiembre de 2013

Las romerías

Si hay algo que guste a un isleño, son las romerías, comer, beber, bailar y... rezar, aunque esto último, sólo sea de vez en cuando.

El bullicio de los romeros detrás de los carros y la alegría de las parrandas anima el camino hasta el templo cristiano, que esconde las antiguas fiestas paganas.


La romería es la ocasión para recordar las canciones de la soledad isleña y la influencia de los conquistadores a través de sus cantares.


Personas de todas las edades participan en la ruta de los romeros cantando y bailando al son de los instrumentos populares.


Las romerías traen amores, encuentros y montañas de recuerdos acumuladas como los sueños por disfrutar.


Tradiciones inculcadas desde la más tierna infancia, que sirven para forjar las señas de identidad.


Celebraciones anuales para recordar de donde se viene y lo que se puede perder a causa de la modernidad.


Claro que a veces parece una mezcla entre La Casa de la Pradera y Fortunata y Jacinta, lo del gofio en el zurrón ya no se lleva... sólo se lleva el zurrón.


La vista general puede recordar el pasado, pero entonces no había electricidad, sólo candiles y antorchas.


A veces recuerda la vida cristiana que llevan los amish... pero siempre hay quien se salta las tradiciones como si de una traición se tratara.