lunes, 30 de septiembre de 2013

La Virgen de los Dolores

La patrona de Lanzarote como no podía ser de otra manera, es La Virgen de los Dolores, los de la dura vida en una isla extrema.


Año tras año, la romería grande de Lanzarote es la romería de la Virgen de los Dolores.


Parrandas y romeros de todos los rincones de Lanzarote y de las islas vecinas acuden a la romería, en un acto de reafirmación de ser canarios y creyentes.


Después de cantar a la Virgen, es la hora del baile y las parrandas, la bebida y la comida para reponer fuerzas gastadas en el camino.

  

Los contraste pueden ser llamativos, pero los romeros, lo son por un día... mañana no es romería.

Las comidas tradicionales, como la carne de cabra, la carne de cochino, el queso, el gofio... van perdiendo popularidad gracias a la incursión extranjera y no precisamente peninsular.


Al caer la noche la romería se vuelve verbena, y los romeros se apiñan en el baile, entre viejas y nuevas canciones, entre isas y rancheras, chirigotas y rumbas sin temor a perder el compás.


Camiones cargados de ofrendas, peregrinos cargados de sentimientos.

Entre quesos de cabra, higos y uvas, huevos, verduras o millo, pasando por los tollos y los pejines, a la La Virgen se le regala, lo que ha de comerse el cura.


 Estos venían de lejos, pero algo borr...osos.


Romeros y más romeros que quieren salir en la foto.


A media noche comienza el retorno a casa.


Los últimos coletazos y las últimas manifestaciones de afirmación... de una nación con amnesia, confundida por las creencias impuestas por los colonizadores. 


Tal vez fueran verdes...pero las han secado... el tiempo y la degradación, tan sólo se mantienen las costumbres... que son sentimientos más que razón. 

Las romerías

Si hay algo que guste a un isleño, son las romerías, comer, beber, bailar y... rezar, aunque esto último, sólo sea de vez en cuando.

El bullicio de los romeros detrás de los carros y la alegría de las parrandas anima el camino hasta el templo cristiano, que esconde las antiguas fiestas paganas.


La romería es la ocasión para recordar las canciones de la soledad isleña y la influencia de los conquistadores a través de sus cantares.


Personas de todas las edades participan en la ruta de los romeros cantando y bailando al son de los instrumentos populares.


Las romerías traen amores, encuentros y montañas de recuerdos acumuladas como los sueños por disfrutar.


Tradiciones inculcadas desde la más tierna infancia, que sirven para forjar las señas de identidad.


Celebraciones anuales para recordar de donde se viene y lo que se puede perder a causa de la modernidad.


Claro que a veces parece una mezcla entre La Casa de la Pradera y Fortunata y Jacinta, lo del gofio en el zurrón ya no se lleva... sólo se lleva el zurrón.


La vista general puede recordar el pasado, pero entonces no había electricidad, sólo candiles y antorchas.


A veces recuerda la vida cristiana que llevan los amish... pero siempre hay quien se salta las tradiciones como si de una traición se tratara.



La virgen del Carmen

La patrona de los marineros, es paseada todos los años por las calles de Playa Blanca hasta el puerto, donde es embarcada para su procesión marítima.


Terminada la procesión por el mar, es desembarcada  y conducida de nuevo a su iglesia por las gentes de a pie.

La devoción por el mar

La devoción que sienten los isleños por el mar, les lleva a sueños marineros de un pasado, en el que no fueron navegantes.

El agradecimiento a esa inmensa despensa que alimentó sus vidas y sus sueños hoy secularizado por la religión de los conquistadores.


Las procesiones marineras de los veranos isleños, sirven de escusa para exaltar la vocación marinera de los majos, siempre mirando al mar.

La fertilidad del desierto

La Geria, es una de las zonas más impresionantes y hermosas de Lanzarote, los modernos cultivos de la vid, han permitido que Lanzarote pueda presumir de caldos de sabor y buqué sin igual, entre los que destacan el Malvasía y el Bermejo.

Sus originales cultivos de vid se dividen en tres, los de pozo cónico, los amurados y los rastreros, todos ellos crecen en escasez de agua en medio de fuertes cambios de temperatura, lo que confiere a estas vides una enorme resistencia que no desmerece la calidad de sus uvas.


El drago, como un abuelo nativo de la Macaronesia, deja crecer a sus pies a las colonas vides traídas de tierras lejanas que juegan como niñas a extender sus sarmientos sobre el rofe.

En tierras de la Geria, han crecido las uvas que alimentan las bodegas de El Grifo, Stratus, Los Bermejos, Tomás Perdomo Cabrera, Guiguan, Martinón, Finca Las Quemadas, Vega de Yuco o Germán López Figueroa entre otras; lo que ha propiciado una nueva actividad turística enológica. 

Acariciando la tierra

La última erupción volcánica de Lanzarote duró seis años y cambió gran parte del paisaje de la isla conejera, como gustan de llamar  los nativos, olvidándose de su origen majo.

Grandes superficies otrora cultivables, quedaron sepultadas por el mar de lava haciendo improductiva las tierras más húmedas y fértiles.

El rofe (arena volcánica gruesa, del tamaño de un garbanzo), se utiliza para cubrir las tierras, protegiéndolas del viento, absorben la humedad de la noche y la transmiten a la tierra.

En Lanzarote aún se sigue usando el arado romano, en este caso tirado por el burro, pero al principio era tirado los hombres y después de la colonización por los camellos hoy dedicados a la explotación turística.


A pesar de que en el Parque Nacional de Timanfaya hay unos 300 volcanes los que desataron la más larga y y voluminosa erupción de los últimos siglos, los últimos en hacerse notar fueron el Tinguatón, el Tao y el Nuevo del Fuego, al fondo de la fotografía.

A pesar de esta inmensa catástrofe natural los conejeros sobrevivieron y siguen arando sus tierras.

El mar como despensa

Las salinas están unidas a la memoria histórica de las islas, venía en la mente de sus primeros pobladores y fue una de sus primeras construcciones como base para su alimentación y pago de "salarios".

Las imponentes Salinas de Janubio, aún operativas en Lanzarote, dan una idea de la importancia comercial y de la riqueza alcanzada por los los majos.

Visitar su Museo de la Sal, es una experiencia interesante y las salinas en sí mismas son un documento de gran valor histórico.

El mar surtía a los majos de la materia prima que les permitía conservar los alimentos y garantizar su subsistencia.


El jareado, va a servir como forma básica de alimentación desde los primeros años a los pobladores de las islas, pasando a ser una de las tradiciones más arraigadas de los majos.

Se jarea el Cazón o Marrajo, para elaborar los Tollos, tiras de pescado salado, que se comen solas o en sancocho; los Pejines, echos con crías de sardina o cualquier pescadito y la jarea por excelencia a partir de La Dorada, El Cherne o cualquier otro que se considere adecuado.

Si alguna vez visita Lanzarote o cualquier isla Canaria, no deje de degustar estas ancestrales delicias artesanales, que en el caso de las jareas se tienden como la ropa en cordeles para orearse al sol.

Los majos

El territorio de los majos lo formaban las islas e islotes de Lanzarote y Fuerteventura, poblado por decenas de miles de lobos marinos, a los que algunos navegantes confundían con perros.

La isla de lobos en Fuerteventura fue el último reducto de los lobos marinos, masacrados gracias a la ignorancia de los pescadores isleños que los consideraban culpables de la escasez de pescado.

La vigilancia del estrecho La Bocaina, se hacía desde pequeñas fortificaciones a las que se siguen llamando "Castillos".


Es probable que los majos navegaran o "flotaran" entre Fuerteventura y Lanzarote, travesía que incluso es posible hacer a nado, fueron las únicas islas pobladas por una sola tribu homogénea antes de su colonización.

Algunas teorías sostienen que Fuerteventura estaba dividida por un muro conocido como La Pared de Jandía que separaba a la tribu del sur, de la norteña Maxorata.

Los restos de esta muralla aún existen bajo las dunas y su situación es señalada en algunas publicaciones científicas, los majoreros maxoratos (majoratos), saben de su ubicación y es un punto de referencia geográfico.

El Rubicón


Es curioso que Jean de Bethencourt estableciera su primer asentamiento en el territorio que hoy ocupan Los Ajaches y que lo denominara el Rubicón, frontera con Fuerteventura y línea traspasada por Berthin de Beneval al sublevarse contra Gadifer de La Salle en ausencia de Bethencourt.

Rubicón es el nombre del Puerto Deportivo de Playa Blanca, lugar de recalada y símbolo del poder de los nuevos conquistadores.

  
En estas se asentaron los conquistadores normandos, desde ella Gadifer de La Salle intentó someter por la fuerza a Guadarfia, hijo del Rey Zonzamas, lo que desató la conquista violenta de Lanzarote y posteriormente de Fuerteventura, los normandos habían cruzado El Rubicón.

Femés el primer asentamiento humano

Es muy probable que Femés fuera el lugar elegido por los primeros pobladores de las islas huidos o desterrados del Imperio Romano.

Sus características topográficas facilitan la ocultación de las poblaciones y su altura le convierten en una atalaya excepcional desde la que se contempla claramente la isla de Fuerteventura y el resto del territorio dominado por los majos.



Lo que un día fue un vergel poblado de árboles sufrió la tala constante y sistemática hasta el agotamiento, por causa de su uso como, leña en principio necesaria para los majos, después para alimentar los hornos de cal de los colonizadores.

Femés cuenta con un sin fin de recovecos y profundos barrancos en los que se pierde la memoria de los majos y donde dejaron sus primeras huellas en forma de letras latinas y líbicas los primeros pobladores.

La Villa de Teguise, antigua capital de Lanzarote

A los pies del Guanapay, coronado por la fortaleza de los colonizadores, se ubicó la capital de Lanzarote erigida sobre la aldea aborigen de Acatife y sobre ella se construyeron los símbolos de la dominación que impondrían a los majos los invasores.


La colonización supuso una experiencia traumática que impuso el esclavismo y la desaparición de todo signo de identidad propia para los majos, condenados a la confusión, a la pérdida de sus señas de identidad y a la memoria de sus orígenes.

Emergiendo del mar

Lanzarote fue la primera isla en asomar sobre el mar y es un volcán que sigue activo, tal como puede comprobarse en el Parque Nacional de Timanfaya.

Con toda probabilidad fue la primera isla del archipiélago canario en ser habitada por humanos y de ello hablan las inscripciones de Femés o las huellas dejadas en las rocas de Zonzamas, nombre del último soberano aborigen de la isla conocido por los colonizadores.

Acceso a los Clicos o Laguna Verde, en El Golfo
No lejos de los clicos están los Hervideros, donde el mar se empeña en romper la costa produciendo el burbujeo espumoso que le da nombre.

El viento peina la isla limpiando su atmósfera que permanece clara y transparente, lo que le confiere una iluminación especial para la fotografía, salvo los días de calima o de escasas nubosidades.

martes, 4 de enero de 2011

El charco de San Ginés

Lanzarote es una isla encantada: tierra de fuego, aire y agua.


El Charco de San Ginés en Arrecife, es una referencia inevitable para entender el acontecer diario de esta tierra.
Remanso de agua lleno de vida al borde de la cual se alza una ciudad casada con el mar para siempre.


El Charco, conserva como un museo de historia natural, muchas de las costumbres de los conejeros y su relación con el mar.

En los últimos años se ha convertido en el lugar de encuentro, preferido por la bohemia y la intelectualidad de la isla, para el paseo o la tertulia, en su entorno se celebran distintos actos culturales y exposiciones de todo tipo, animando a la parroquia.