Las salinas están unidas a la memoria histórica de las islas, venía en la mente de sus primeros pobladores y fue una de sus primeras construcciones como base para su alimentación y pago de "salarios".
Las imponentes Salinas de Janubio, aún operativas en Lanzarote, dan una idea de la importancia comercial y de la riqueza alcanzada por los los majos.
Visitar su Museo de la Sal, es una experiencia interesante y las salinas en sí mismas son un documento de gran valor histórico.
El mar surtía a los majos de la materia prima que les permitía conservar los alimentos y garantizar su subsistencia.
El jareado, va a servir como forma básica de alimentación desde los primeros años a los pobladores de las islas, pasando a ser una de las tradiciones más arraigadas de los majos.
Se jarea el Cazón o Marrajo, para elaborar los Tollos, tiras de pescado salado, que se comen solas o en sancocho; los Pejines, echos con crías de sardina o cualquier pescadito y la jarea por excelencia a partir de La Dorada, El Cherne o cualquier otro que se considere adecuado.
Si alguna vez visita Lanzarote o cualquier isla Canaria, no deje de degustar estas ancestrales delicias artesanales, que en el caso de las jareas se tienden como la ropa en cordeles para orearse al sol.
Las imponentes Salinas de Janubio, aún operativas en Lanzarote, dan una idea de la importancia comercial y de la riqueza alcanzada por los los majos.
Visitar su Museo de la Sal, es una experiencia interesante y las salinas en sí mismas son un documento de gran valor histórico.
El mar surtía a los majos de la materia prima que les permitía conservar los alimentos y garantizar su subsistencia.
El jareado, va a servir como forma básica de alimentación desde los primeros años a los pobladores de las islas, pasando a ser una de las tradiciones más arraigadas de los majos.
Se jarea el Cazón o Marrajo, para elaborar los Tollos, tiras de pescado salado, que se comen solas o en sancocho; los Pejines, echos con crías de sardina o cualquier pescadito y la jarea por excelencia a partir de La Dorada, El Cherne o cualquier otro que se considere adecuado.
Si alguna vez visita Lanzarote o cualquier isla Canaria, no deje de degustar estas ancestrales delicias artesanales, que en el caso de las jareas se tienden como la ropa en cordeles para orearse al sol.